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VIRGILIO.
CV.

«Si justo el cielo de los hombres cura
»Darános,» dice, «por tamaña ofensa,
»A mí venganza á colmo; larga y dura
»A tí la merecida recompensa!
»Poner te place al padre en angostura
»De ver caido al hijo sin defensa,
»Y no acatando encanecidas sienes
»A darle en rostro con su sangre vienes.

CVI.

»Calla de hijo de Aquíles el dictado,
»Que le desmiente tu cobarde encono:
ȃl supo dar la mano al que postrado
»Miró á sus piés en mísero abandono;
»Tornóme el hijo muerto, que enterrado
»Fuese en fúnebre pompa, y á mi trono
»Me concedió volver.» Dijo, y con tardo
»Aliento el Rey de allí soltóle un dardo

CVII.

»Que rebotado al punto con sonido
Ronco, al tocar el defendido acero,
Quedó en el centro del broquel prendido.
Pirro repuso con sarcasmo fiero:
«¡Sí, vé á mi padre, y que su ejemplo olvide
»Díle; que de su sangre degenero;
»Que oprobio eterno de mi porte espere;
»Eso y más dile; y por ahora muere!»