Página:Eneida - Tomo I (1905).pdf/142

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
108
VIRGILIO.
XV.

»Allí abordamos, y el dichoso abrigo
Gozamos con que el puerto nos convida;
Miéntras de Apolo la ciudad bendigo,
A darnos sale el Rey franca acogida.
Anio en mi padre abraza á un viejo amigo;
Anio, á quien, porque al par que le apellida
Ministro un Dios, un pueblo Rey le nombra,
Con la ínfula el laurel la sien le asombra.

XVI.

»Yo al templo secular devoto llego:
«¡Buen Dios!» exclamó, «¡término seguro
»Dá á nuestro error, á nuestro afan sosiego,
»Dá fundar feliz prole y propio muro!
»Nueva Troya lo llames, ó del fuego
»Hurtados restos y de Aquíles duro,
»Salva el tesoro, tú, que va conmigo;
»Dí, ¿cuál norte, cuál voz, cuál rumbo sigo?

XVII.

»Señal dá, en fin, y á nuestra mente envía
»Tu inspiracion.» Callé, y en tal momento
Ya el pórtico, ya el lauro se movia,
Y el monte en torno retembló en su asiento.
El velo que la trípo de cubria
Gimió, abrióse el sagrario: al pavimento
Inclinamos las frentes confundidos,
Y sacra voz hirió nuestros oidos: