Página:Eneida - Tomo I (1905).pdf/144

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
110
VIRGILIO.
XXI.

»Él, si éstas que aprendí no son infieles
»Memorias, los cimientos socïales
»De Troya echó, y el culto de Cibéles
»Trajo, con sus misterios y atabales,
»Los carros con leones por corceles,
»Los bosques sacros, y áun en nombre iguales.
»¡Partamos! el oráculo dichoso
»Allá nos llama, á la region de Gnoso.

XXII.

»Ni estamos léjos de su orilla grata;
»Tres luces gastaremos. Falta sólo
»Que aplaquen dones al que el mar maltrata,
»Que amparo preste el que serena el polo.»
Dice, y en la ara sendos toros mata
A Neptuno y á tí, divino Apolo;
Sendas ovejas al Invierno negra,
Blanca á Favonio que la mar alegra.

XXIII.

»La voz se esparce que del patrio suelo
Proscrito Idomeneo huido habia,
Que á huéspedes librando de recelo,
Creta sus puertas solitaria abria.
Y así á Ortigia dejando, hendiendo á vuelo
El mar, á Náxos báquica y sombría
Costeando vencemos, á Oleáros,
Verde Donisa y albicante Páros.