Página:Eneida - Tomo I (1905).pdf/148

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
114
VIRGILIO.
XXXIII.

»Como esto ví y oí (no en sueños vanos
Eran; que bien las sienes discernia
Veladas, y los rostros soberanos,
Y áun bañaba en sudor mi frente fria),
Salto del lecho atónito: las manos
Extiendo suplicante; ofrezco pia
Libacion en mi hogar: de ahí contento
Corro á mi padre, y la vision le cuento.

XXXIV.

»Del doble orígen la falacia siente
Él, y confiesa que sufrido habia
Con la antigua señal error reciente:
«¡Hijo,» así hablaba, «á quien la suerte impía
»Burla cruel! Casandra solamente
»Hizo de estos sucesos profecía;
»Y á menudo se oyó, recuerdo ahora,
»¡Hesperia! ¡Italia! de su voz sonora.

XXXV.

»¿Mas quién iba á pensar que á Hesperia iria
»Nuestra gente jamás? ¿Ni quién pudiera
»A Casandra creer? ¡Hoy, hoy nos guia
»Voz infalible que partir impera!»
Tal dijo, y aplaudimos á porfía.
Quedan algunos en la infiel ribera;
Y el áncora levando y la esperanza
El hueco leño al piélago se lanza.