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VIRGILIO.
CV.

»Y todos, á poder de brazo y viento,
Á izquierda tuercen. Súbita oleada
Acércanos, erguida, al firmamento,
Y luégo á los abismos, aplanada.
Se oye tres veces el hervor violento
De la riscosa cóncava morada,
Y tres veces la espuma se alborota,
Y una pluma del agua el aire azota.

CVI.

»El sol ya declinaba hácia su ocaso,
El aura tenue falleciendo iba,
É incierto el rumbo y el aliento escaso,
Dimos de los Ciclopes en la riba.
Sereno el puerto se dilata, y paso
Niega á asaltos del mar la rada esquiva;
Mas no léjos de allí con torva saña
Etna ruge atronando la campaña.

CVII.

»Ya pez negra y cenizas albicantes
Etna, en turbion de nubes, fuera bota,
Y en globos que carcomen vacilantes
El brillo sideral, incendios brota;
Ya peñascos alanza fulminantes,
Toscos fragmentos de su entraña rota,
Y lava arracimada, á són de trueno,
Y sordo hierve el cavernoso seno.