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VIRGILIO.
CXVII.

»Crudos devora á cuantos tristes caza.
»Tendido en medio al antro donde espía,
»Con la mano feroz con que atenaza
»Asir dos de los nuestros vile un dia:
»A golpe en un peñon los despedaza;
»El umbral de la sangre se mecia;
»Vi humor los miembros destilar, y ardiente
»Tremer la carne al dar diente con diente.

CXVIII.

»No tal Ulíses soportó; ni en ese
»Trance á su fama desmintió su pecho;
»Mas aguardó á que el monstruo se rindiese
»De manjares y vino satisfecho:
»Rindióse al fin, doblando el cuello, y fuése
»Adurmiendo en la cueva, su amplio lecho;
»Y su boca brotaba entre rumores,
»Trozos de vianda, y de licor vapores.

CXIX.

»Á los Dioses llamando en nuestra ayuda,
»Sorteado el peligro, á un mismo instante
»Corremos en redor, y una asta aguda
»Clavamos en el ojo del gigante:
»Ojo, al metal que á Argivos combo escuda,
»O al gran disco de Febo semejante;
»Ojo único, bajo hosca ruga oculto;—
»Y así vengámos su brutal insulto.