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VIRGILIO.
XXX.

Asoma ya la juventud troyana;
Gozoso llega Ascanio, Enéas llega
Radiante de hermosura soberana,
Y las bandas, cual príncipe, congrega.
No en gentileza ó majestad le gana
Apolo, cuando hurtándose á la vega
Del Janto, ó á la Licia envuelta en hielos,
Fiestas instaura en la materna Délos:

XXXI.

Honran al Dios, su altar ciñendo santo,
Y Cretenses y Dríopes en coro,
Y abigarrados Agatirsos, canto
Mezclando y danzas en tropel sonoro;
El de Cinto en las cumbres vaga en tanto;
Orna el suelto cabello, á par del oro,
Con tiernas hojas de gentil guirnalda,
Y los dardos retiemblan á la espalda.

XXXII.

Cuando al monte llegaron y al sagrado
De hojosos laberintos, á deshora
Del risco descolgándose empinado
Ven la silvestre cabra trepadora.
Mueve á los ciervos súbito cuidado,
Y la manada al campo voladora
Cruza; nube de polvo en torno crece,
Y los montes dejando, desparece.