Página:Eneida - Tomo I (1905).pdf/202

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
168
VIRGILIO.
LX.

Fuera de tino la soberbia amante
Corre por la ciudad, como se agita
En las órgias solemnes la bacante
Cuando oye en torno la vinosa grita.
Y los tirsos descubre, y resonante
A sus misterios Citeron la invita:
Tal va la Reina, y tal sin más recato
Vuela á afrentar al amador ingrato.

LXI.

«¿Disimular ¡oh pérfido! esperaste
Tu malvada intencion, tu felonía?
¿Y tu nave en mi puerto imaginaste
Que en silencio las velas soltaria?
¿Cosa no habrá que á disuadirte baste?
¿Ni mi amor, ni la fe jurada un dia?
¿Ni reparar en Dido sin ventura,
Que por ti morirá de muerte dura?

LXII.

»¡Y que en lo crudo de hibernales meses
Quieras de presto aderezar tu flota!
¡Que tanto en levar ferro te intereses
Cuando más Aquilon la espuma azota!
Díme, cruel, si en lejanía vieses
No extraños campos, no ciudad ignota,
Mas renaciente á Troya, ¿á tus hogares
Cruzando irias procelosos mares?