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VIRGILIO.
XC.

Fortuna, que en su daño se encruelece,
Porque su infausto fin seguro sea
Hace que á tiempo que devota ofrece
Dones en la ara do el incienso humea,
Note el agua lustral que se ennegrece
Y en sangre el vino corromperse vea.
¡Oh vista horrible! Atónita, confusa,
Áun á su hermana declararlo excusa.

XCI.

Dedicado á Siqueo un templo habia,
Todo de mármol, al palacio adjunto:
Ella le ama, ella le honra, y le atavía
Con velos blancos como nieve, junto
Con tiernas ramas. En la noche umbría
Parecióle que el cónyuge difunto
La llama, del oscuro monumento
Con misteriosa voz, con hondo acento.

XCII.

Oyó á un buho tambien que se lamenta
Solitario en los altos torreones
Con lloroso clamor; su duelo aumenta
El recuerdo de aciagas predicciones.
Enéas mismo en sueños la atormenta;
Y por largo camino, por regiones
Aridas, siempre sola, peregrina,
Ir buscando á los suyos se imagina.