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ENEIDA.
XCIX.

En sus labios aquí se heló la risa,
Y ocupa el rostro palidez funesta;
Mas ¡ay! en balde en su silencio avisa
Que un nuevo estilo funerario apresta;
Ana ciega áun no en Dido aquel divisa
Mental furor; ni la imagina expuesta
Á golpe más cruel, dolor más crudo
Que en muerte del marido estarlo pudo.

C.

Y así ignorante la infeliz jornada
Va á preparar. La Reina, en cuanto mira
Al cielo descubierto levantada
En el patio interior la triste pira,
Con leños resinosos solidada
Y con rajas de roble, en torno gira
Tendiendo hojosa amenidad, y al muro
Guirnaldas cuelga de verdor oscuro.

CI.

Y sobre el lecho, con fingido intento
La efigie y armas del traidor coloca:
En torno hay aras: con horrible acento
La hechicera, en cabello, al Cielo toca;
Y deidades allí tres veces ciento,
Y al negro Caos y al Erebo invoca,
Y, vírgen en tres fases conocida,
En tres formas á Hécate apellida.