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VIRGILIO.
LXXVIII.

Áun bien no lo hubo dicho, se adelanta,
Y del doble ropaje se desnuda,
Y en pecho, brazos, músculos, espanta
Ver su nerviosa robustez membruda:
Ya, en medio el campo, colosal se planta;
Y dando Enéas término á la duda,
Trae de iguales cestos sendos pares,
Y á Entelo de ellos arma y arma á Dáres,

LXXIX.

Y en simultáneo arranque de osadía
Ya éste en puntas de piés y aquél se adreza;
Los brazos uno y otro al aire envía,
Cautelosa hácia atras la alta cabeza:
Trábanse por las manos; á porfía
Crecen amagos, y la lucha empieza
Entre el púgil que mueve ágil la planta
Y el jayan que disforme se levanta.

LXXX.

Va el jóven en su edad esperanzado;
Fia el viejo en su mole, aunque flaquean
Las rodillas y el cuerpo treme helado;
Y ambos con vano afan tiran, golpean:
Hiérense aprisa al cóncavo costado:
Ronco el pecho resuella: menudean
Por orejas y sienes las puñadas:
Las mandíbulas crujen martilladas.