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VIRGILIO.
CLVI.

En la mente de Enéas indecisa
Bullen en tanto imágenes amenas:
Manda arbolar los mástiles aprisa
Y las velas tender por la entenas:
No hay, lonas al izar, mano remisa;
Ya á este lado, ya á aquél las sueltan llenas;
Tuercen cabos, retuércenlos á una;
Mueve miéntras la escuadra aura oportuna.

CLVII.

Palinuro adelante firme guia
La flota, que á su espalda se aglomera:
Marchan, y á la órden obediente, fia
Cada nave en la nave delantera.
Casi la vaporosa Noche habia
Tocado á la mitad de su carrera;
Y al pié del remo, de temor seguros,
Duermen los nautas en los bancos duros.

CLVIII.

Dejó en esto las célicas regiones
Ligero un Sueño que las sombras hiende;
Mudo vuela, y fatídicas visiones
Trayendo, ¡oh Palinuro! á tí desciende:
Sentado en la alta popa, las facciones
De Fórbas toma, y seducirte emprende:
¡Mísero! que con voces de dulzura
Ya el falso diosecillo te conjura: