Página:Eneida - Tomo I (1905).pdf/306

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
272
VIRGILIO.
LXIX.

Hé aquí de entre éstos viene Palinuro,
Aquel que en la reciente travesía
Por el líbico golfo, al mar oscuro
Cayó, cuando en mirar se embebecia
Los altos astros de temor seguro.
Así que Enéas en la niebla umbría
Reconoció al llorado compañero,
Tornóse á condoler, y habló él primero.

LXX.

«¿Cuál Dios,» le dice, «Palinuro amado,
Ahogándote con mano traicionera
Te vino á arrebatar de nuestro lado?
Faltóme en cuanto á ti, por vez primera,
Fiel ántes siempre Apolo á lo anunciado,
Prometiendo que salvo á la ribera
Deseada de Italia tocarias:
Mal coronó las esperanzas mias!»

LXXI.

La sombra respondió: «Ni fraudulento
Fué contigo el oráculo divino,
¡Oh hijo de Anquíses! ni en el mar sediento
Númen odioso á sepultarme vino.
Yendo yo, en vela, á mi deber atento,
Casual golpe en la popa sobrevino,
Y en medio de las ondas, sin soltalle,
Caí con el fiado gobernalle.