Página:Eneida - Tomo I (1905).pdf/54

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
20
VIRGILIO.
LVII.

Y la pluma batiendo fugitiva
En la region inmensa, por do hiende,
Presto á las costas líbicas arriba,
Y á cumplir el mandato sólo atiende:
Y ya los Penos su rudez nativa,
Por él, remiten; y ante todo enciende
En Dido un vago y tierno sentimiento,
Prenda de hospitalario acogimiento.

LVIII.

Enéas, que la noche pasó entera
Cavilando, áun no bien la luz celeste
Mira nacer al mundo placentera,
Ya ansioso sale á ver qué clima es éste
Do el viento le ha arrojado: si hombre ó fiera
Habita en él, segun le ve de agreste:
Todo saberlo, averiguarlo intenta,
Y á los suyos tornar á darles cuenta.

LIX.

La flota deja so el peñon antiguo
Que las aguas socavan sin estruendo,
Y de las corvas selvas al abrigo
Con sombra en torno de negror horrendo:
Sólo á Acátes llevándose consigo,
Cada cual ancha pica entra blandiendo:
Ya en medio el bosque, Vénus de sorpresa
Vestida de espartana se atraviesa.