Página:Ensayo sobre el hombre (1821).djvu/15

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da, tú que te crees mas sabio, y pesa en la balanza de la razon tu opinion contra la Providencia: llama imperfeccion la que tú te imaginas tal; di, aquí ha dado demasiado, allí no ha dado bastante; destruye todas las criaturas por tu antojo ó pasatiempo; y exclama sin embargo: si el hombre es miserable, si no se lleva el solo toda la atencion del cielo, y es el único ser perfecto aquí, y despues inmortal, Dios es injusto...! ¡anda, arranca de su mano la balanza y el cetro, juzga á la justicia misma, y hazte el Dios de todo un Dios!

Nuestros errores, amigo mio, nacen del orgullo en el discurrir. Todos se salen de su esfera, y se remontan hasta las estrellas. Siempre se ha propuesto la vanidad las moradas celestiales; los hombres quisieron ser ángeles, y los ángeles ser dioses. Si los ángeles que aspiraron á ser dioses cayeron, los hombres que aspiran á ser ángeles serán rebeldes. Y el que ose solo desear el trastorno de las leyes del orden peca contra la eterna causa.

Pregúntese ¿por qué brillan esos orbes? ¿por qué existe la tierra? y el orgullo responderá: „Eso, todo es para mí. Para mí la naturaleza benéfica desarrolla sus producciones, brotan las yerbas,