provocar el encono de las masas populares que vieron alarmadas la propensión del Valido á atropellar las más caras tradiciones de los heterogéneos elementos que constituían la nación española en los días de Felipe IV.
Error evidente fué aquel en que incurrió el Conde Duque al atribuir las causas de la debilidad de España á la heterogénea constitución de los diferentes Reinos de la Península. No supo ver Olivares los grandes daños que acarrea á la prosperidad de los pueblos el desconocimiento y el olvido por parte del gobernante, de sus seculares costumbres, y creyó que era posible robustecer el Estado español entorpeciendo la autónoma vida de sus diversas comarcas, sin comprender que el poner coto á las iniciativas regionales equivalía á arrojar el germen de la debilidad en los antes activos y florecientes Reinos peninsulares.
No era lícito, no, sospechar en aquellos tiempos tendencia alguna separatista en los Estados de la Monarquía española. Siete siglos