escandinavos no han querido imitar y no han imitado nunca tampoco ciegamente ni las instituciones políticas ni las costumbres sociales de los pueblos germánicos.
Aprenden, sí, la lengua inglesa ó la alemana, porque para el perfeccionamiento de su industria y para el desarrollo de su comercio, son estas lenguas de una utilidad muy grande; y aprovechan el conocimiento de estas lenguas para estudiar cada cual con incansable perseverancia los adelantos y las mejoras introducidas por el extranjero en las profesiones ó artes respectivos.
Pero ni la lectura de las novelas ni el trato con las gentes de otros países contribuyen en poco ni en mucho á cambiar las patriarcales costumbres de las gentes de Escandinavia, ni á substituir por otros exóticos sus favoritos deportes.
Un hecho curioso puede observarse en Suecia: el contraste que ofrece lo extraordinariamente difundida que se halla la