fundamentos de la novísima escuela— los amantes de nuestra gloriosa tradición literaria y todos cuantos pensamos que en literatura como en política, no cabe progreso positivo que pugne con las instituciones tradicionales del país, nos limitamos á tender una mirada de compasivo desdeña aquellos delicuescentes escarceos, y nos hubiera parecido que les dábamos una importancia injustificada si nos hubiésemos impuesto la facilísima tarea de impugnarlos.
Pero como desde hace poco tiempo no falta quien tome en serio los desafueros de algunos de esos revolucionarios, y hasta en las columnas de los periódicos de mayor circulación se aplaude el descaro de más de un apóstol de la reciente secta que se atreve á intercalar el léxico francés en el opulento léxico castellano para buscar exóticas rimas, ó á desnaturalizar la índole de nuestro ritmo sin respeto á las leyes de la sintaxis ni á los esenciales preceptos de la prosodia, hora es ya, á