sobre todo una frialdad absoluta, un desapasionamiento completo, una ausencia total de afectos interesados aunque laudables, tuviera la labor de un extranjero mayores probabilidades de acierto que el trabajo de un español. Pero en el terreno del arte, allí donde la misión principal del autor es hacer que lata al unísono con su corazón el corazón del que lee, allí donde se trata de sugerir sentimientos y emociones y no de descubrir leyes ó de inculcar principios, es indudable que la condición primera es que el poeta ó el artista sienta hondamente el asunto objeto de su poesía, de su cuadro ó de su estatua; que haya vivido el autor la propia vida del asunto antes de darle forma plástica y tangible en el molde de la palabra ó dentro de los límites impuestos por la línea.
En cuanto á la segunda disculpa, es indiscutible de todo punto la libertad del arte; es inconcuso que el artista no debe perseguir otro fin al acometer su obra que realizar la