Página:Entre Nos. Causeries del jueves II - Lucio V. Mansilla.pdf/8

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

he cruzado, sin el más mínimo accidente, catorce veces la línea equinoccial, y he visto, entre ciudades y aldeas, más de dos mil, —dándome hasta el placer de comprar, en un mercado de carne humana, una mujer, para decirle después de ser mi cosa propia, con sorpresa de todos los circunstantes, excepto mi compañero de viaje James Foster Rodgers, que pagó la mitad del precio: «Eres libre, puedes hacer de tu cuerpo lo que quieras.» Y ¿saben ustedes lo que esa costilla nuestra hizo? Se vendió á sí misma; porque, según el truchimán nos explicó, prefería ser esclava algún tiempo, —y no libre, sin tener que comer, porque para hacerlo, tendría que traficar con su cuerpo, y era, según ella lo afirmaba, si no pura, honesta.

Este punto es muy intrincado; las mujeres que son el mayor embolismo de todo lo creado, se encargarán de desenmarañarlo.


Yo prosigo.

James Foster Rodgers, era un yankee número uno, con el que nos conocimos en Calcuta, visitando juntos el interior de la India,