Página:Estudios de lírica contemporánea.djvu/46

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la obra que ya involucra al lector en un “trayecto”, casi en un paseo informal, por el que circulan, no sólo lugares y personas, sino la propia auto (bio) grafía de Girondo. Los datos de tiempo y espacio al ■nal _de cada poesía nos anuncian diversas “estaciones” para la lectura. ' Calcomanías, de 1925, presenta la característica de ser eminentemente pictó- rica. Ecos de Xul Solar y la experiencia de Girondo como pintor y critico de artes plásticas pennitan avalar nuestra a■rmación de lo que llamamos estéticade la mirada, y que caracteriza sus primeros textos (6). Nuevamente aquí encontramos a un sujeto que reproduce el espectáculo convo- cado por sus sentidos, pero instalado ahora’ en un lugar fijo y determinado: España, que actúa como punto de referencia al que se le oponen distintivamente otras culturas: por ejemplo, la árabe, la germana. Sin embargo, esta nueva mirada es mucho más crítica que la del sujeto del libro anterior porque opera desde dos dimensiones: una horizontal, que intenta recuperar cronoló- gicamente (del Medioevo al siglo XX) el lugar, reproduce sus propias ■cciones y se sustenta en el poder de la cultura: por ejemplo, el poema “Escorial”; otra vertical, que anula la anterior y desacraliza lo convocado por la Memoria, otorgando más vitalidad a las cosas: confunde elementos y sintetiza contrarios. Acerca culturas razónditas y ansiadas: por ejemplo, la árabe en “Alhambra” y “Tánger”, y se concreta magní■camente en la imagen de camaval de la última poesía, “Semana Santa”, donde todo se sitúa en un presente como no-tiempo y se actualiza en su puro devenir. Las formas se confunden: las miradas se desvían y se buscan; pero el sujeto que contempla el espectáculo opera siempre desde la sombra; y es así como esta-imagen junto con la del Carnaval son las que parecen de■nir el trabajo textual de este libro: la inminencia de la revelación por la voz puesta en peligro y provocada por el silencio de la Muerte. Este sujeto, que ya no es aquel “■áneur" que, desde la excentricidad de una lengua retórica e impersonal hipertro■a la realidad, es ahora un ser agónico, y, desde la amenaza de la Nada, busca una forma de expresión que le permita liberarse de ella. Tras los restos de un lenguaje babélico, nuevas palabras-serpientes. Surge la voz con más potencia, porque es más desgarrada; y resbala por las paredes como aferrándose a una materialidad que les dé Sentido: En el resto de la ciudad el resplandor de los “pasos" ilumina las caras con una técnica de Rembrandt. Las sombras adquieren más importancia que los cuerpos, llevan una vida más aventurera y más trágica. La cofradía del “Silencío" , sobre todo, proyecta en las paredes blancas un "■lm" dislocado y absurdo, donde las sombras trepan a los tejados, violan los cuartos de las hembras, se sepultan en los patios dormidos. (Calcomanías. “Semana Santa". pág . 128) Por otra parte, rati■cando la idea de dicho viaje, se encuentra el mismo título de plena conciencia de su valor, de su “peso" -así se advierte que los vocablos circulan por el mercado y se ofrecen al mejor postor. Este lenguaje-mujer se prostituye en los “ruidos" de un habla estereotipada y se convierte en una simple “transacción” comercial (aquí, son las ■guras Esta lengua cobra, entonces, más densidad que en el texto anterior: el sujeto tiene 51