9. Dos parlamentos grandes (weupin).
Venancio Koñwepaŋ, cacique de Truftruf, cerca de Temuco, había ido con sus mocetones a la Argentina (á la tierra de los indios pehuenches) á buscar sal. Regresaron. Un perro, perteneciente a uno de los mocetones quedó en la Argentina. Por eso su dueño emprendió nuevamente viaje para buscarlo. Cierto pehuenche, mocetón de un cacique argentino, tenía el perro amarrado y no lo quiso entregar. Principiaron á pelear y el pehuenche mató al indio chileno.
En seguida fué Venancio con sus mocetones á vengarse y venció en Maməllmalal á los caciques Pəllile, Cheuketá y Chokori, acabando casi totalmente con su gente.
El finado Weitrañamko, padre del relator, enviado por los caciques del sur, visita á Venancio para darle buenos consejos. En seguida pasa á la Argentina á tratar también con Chocori y alcanza á hacer las paces. Merece admiración tanto el carácter pacífico como la prudencia de Weitrañamko. Según nuestro cálculo el hecho tuvo lugar hace unos setenta ú ochenta años.
A. Weupin entre Weitrañamko y Venancio Konwepan.
Weitrañamko: | |
1. Werkùŋen. Kùmelai ñùwa ŋen, kùtralŋepéyəm loŋko: fei meu mai werkùŋen. Fanten meu[1] ñùwa ŋei tañi ùl·men. Kùmelai mai feichi dəŋu; fei meu mai „amuŋe[2] piŋen. | 1. Me han enviado. No es bueno, ser tan feroz que se quema á unos caciques: por eso, pues, me han enviado. Son tan[1] fieros mis ulmenes. No es bueno eso; por eso me dijeron que fuera[2] á tratar con ellos. |
2. Iñche mai ta femŋelan. Ayùlafiñ ñùwa dəŋu; fei meu mai, „eimi amuŋe“ piŋen. | 2. Yo no soy así. No tengo gusto en fierezas; por eso, pues, me dijeron que fuera yo. |