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suelen hacerlo gallardamente á través de las brumas de la pampa nuestros gauchos, interrumpiendo los cantos con que entretienen el camino, para fijarse aqui y allí en las perspectivas fantásticas que produce el miraje. Singular es que sostengan su larga plática con tanta amenidad y donaire. ¡Cuánto ingénio no es necesario para que no decaiga el interés! A este milagro concurren una versificacion fácil y espontánea, un pincel galanamente colorido, un epigrama chispeante del cual se escapan algunos versos de una melancolia espresiva: engarzados en una composicion tan lozana y burlesca, parecen lágrimas en el rostro de un niño que rie y llora al mismo tiempo.

Plácemes, trovador paisajista, por habernos puesto en íntima relacion con esos dos aparceros. Parias de nuestra sociedad, llena de galas postizas y descolorida por la adopcion de costumbres exóticas, se van á conversar al rio, que con la pampa de donde vienen, son las únicas cosas grandes que nos van quedando. Parientes de Santos Vega, aquel de la larga fama, se perderán como él en el desierto, perseguidos y errantes, despues de haber exhalado sus trovas al pasar por la ciudad, que envuelta en una atmósfera pesada y deletérea, aspira con deleite el perfume de las flores campesinas arrancadas por la mano de sus románticos pastores.

Buenos Aires, olvidada de si misma, envanecida con su lujo europeo, escuchando con avidez los cantares que la recuerdan su juventud y su inocencia perdida, se me figura á Linda de Chamounix, estremecida y ruborizada en medio de la pompa que la cerca y que deslumbrára su virtud, al escuchar las armonias agrestes de sus nativas montañas.

Vd. que no haria un gran papel tocando la zampoña de Pierrotto, puntea admirablemente la guitarra, que vale tanto como cualquier otro instrumento desde que entre sonrisas haga sentir y recordar.