Esta página ha sido corregida
V.
—Al rato el lienzo subió
Y deshecha y lagrimiando,
Contra una máquina hilando
La rúbia se apareció.
La pobre dentró á quejarse
Tan amargamente allí,
Que yo á mis ojos sentí
Dos lágrimas asomarse.
—¡Qué vergüenza!
—Puede ser:
Pero, amigaso, confiese
Que á usté tamien lo enternece
El llanto de una mujer.
Cuando á usté un hombre lo ofiende,
Ya sin mirar para atrás,
Pela el flamenco y ¡sas! ¡tras!
Dos puñaladas le priende.