Página:Gesta - Alberto Ghiraldo.pdf/154

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
156
ALBERTO GHIRALDO

Estamos en plena hora de siesta. Antes, a esta altura del día, la gente no trabajaba. El criollo filósofo, meditativo ó simplemente haragán, permanecía en la inacción. Generalmente, mientras la tormenta amenazaba destruir los sembrados, el criollo dormía. Hoy el laborioso de Europa, que fecunda estas tierras, vive perpetuamente en acecho del cielo. Por eso ahora, á medida que la tormenta avanza, se escuchan voces de mando, como en una batalla, y se ven cruzar, en silencio, las sombras de los soldados de la eterna faena, guadañas y picos al hombro, guiando para los corrales y pesebres á sus pacientes compañeros. Sin embargo. á pesar de sus previsiones, antes de llegar á las casas las primeras gotas de lluvia, que caen gruesas como garbanzos, sorprenden á los soldados. Estos apuran entonces al grupo de bestias que cruzan con dificultad, en trote desigual, por en medio de los surcos recientemente abiertos.

De los caminos estrechos, donde hay un colchón de polvo, asciende un olor á tierra húmeda que se aspira con delicia.