Página:Giner Mujeres America.djvu/165

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
163
MUJERES DE AMÉRICA

Huyó de su corazón la intensa alegría que su reciente himeneo inundaba su espíritu. Pronto, el vivo color de rosa de sus mejillas, trocóse en palidez densa; sus ojos, centelleantes, iluminados por el resplandor de su íntima felicidad, tornáronse tristes y melancólicos; á los ricos y matizados atavíos de recien casada, sucedieron los modestos y obscuros vestidos; á la vida activa de la dicha, el vegetar rítmico y recogido dentro del hogar. Todo en éste, acusaba la súbita tristeza de su moradora. El piano, antes parlero y voceador de la inefable ventura de Dolores, permanecía cerrado y cubierto por amplio paño negro, á semejanza de un fatídico catafalco. Las estancias de la casa, destinadas á la recepción de visitas, cerradas, y los muebles y cuadros, enfundados. Las ventanas y balcones, no volvieron á abrirse, después del adiós postrero al amado Ricardo. Sólo complacíase la abatida Dolores en las prácticas religiosas, en el cuidado de sus flores y sus pájaros y en la redacción de un diario de su vida, escrito prolijamente, más para dar rienda suelta al torrente de sus penas, que para describir su existencia, pues ésta, aislada de todo comercio con el exterior, no ofrecía episodios dignos de ser relatados.

Pero la malaventura de Dolores, trocóse en desesperación, cuando, transcurrido el tiempo natural, no tuvo noticias del esposo ausente.