lo tanto las más bondadosas, y tiernas y santas. Son muy afectas á la familia: los lazos más íntimos: quieren excepcionalmente á los hijos, y á los padres, y á los esposos, y no conciben que pueda emparentarse sin cariño mútuo y absoluto en la unión: los amores por interés no los conciben ni los aceptan; los matrimonios de conveniencia no se contraen en esos sitios, bellos oasis de amor, ni por excepción siquiera. Y los padres tienen buen cuidado en no contrariar los amores de los hijos.
-¡Para qué?..-reflexionan aquellas santas mujeres ;-¡hay mayor felicidad mayor felicidad que la que proporciona el matrimonio de inclinación, de amores grandes?...
Y viven muy á gusto con semejante modo de reflexionar y de practicar el matrimonio.
-¡Que luego el marido sale un jugador, un hombre malo?..-piensan.- ¡Bah, ya se enmendará, ya entrará por la buena senda, por el camino del cariño.
Y tienen razón: el amor es el mejor vendaje, el vendaje de besos y de flores que enfrena al hombre de inclinaciones rebeldes y de temperamento díscolo.
Las mujeres buenas hacen á los hombres buenos. Y estas consideraciones mías lo prueban el hecho de que los hombres de Puer
