han buscado en Chile grato solaz en los salones de la clase directora del país, lo han encontrado fácilmente, y cuando han permanecido algún tiempo en aquella bendita tierra, han sentido nostalgia de ella, tan pronto se han repatriado á su país, en Europa.
En la clase popular, singularízase la mujer por sus escepcionales y salientes dotes morales. Gusta, y más que gusta, se perece por los placeres que ofrece la vida, con especialidad por los que brinda amor. En este respecto, es súbita y arrebatadora, denunciando un temperamento ardiente y apasionado.
Es alegre, decidora, vivaracha, y su medio adecuado, es el bullicio, el baile, la fiesta regocijada.
Viste con sencillez, y á veces con lujo, haciendo resaltar su gracia nativa, el donaire y gentileza con que lleva su atavío.
Una de las características de la mujer del pueblo chileno, es su afición al viaje; su espíritu activo, la hace andariega y con frecuencia se traslada de un punto á otro, movida á impulsos de su condición aventurera.
Es laboriosa y muy apta para el trabajo, en el cual se ejercita con diligencia y constancia.
Como la mayor parte de las americanas, es sinceramente religiosa, sin fanatismo, y este sentimiento religioso, sólido y tranquilo, las convierte en excelentes esposas y madres.