Página:Historia Verdadera del Mexico profundo.djvu/52

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“Sorprende no encontrar antecedentes de los principales factores de una civilización cuyas normas en esencia, quedarán intactas hasta la Conquista española. Pero si es difícil admitir que rasgos culturales -como algunas características arquitectónicas, la orientación de sus edificios o las particularidades de su escultura y pintura- hayan podido desde su nacimiento asumir un carácter definitivo, más difícil aún es imaginar la aparición, en un estado de desarrollo perfecto, del sistema de pensamiento que está en su base.” (Laurette Séjourné. 1957)[1]

Si la llamada cultura olmeca es la cultura Madre, la cultura tolteca representó el florecimiento de la sabiduría del México antiguo y resulta el legado más valioso de Los Viejos Abuelos, así como para Europa fue el periodo grecolatino. Después de su misteriosa y hasta hoy, inexplicable desaparición, los pueblos que les sucedieron en el período Postclásico, siempre trataron de situar el origen de sus linajes en los toltecas. Los toltecas y Quetzalcóatl son la expresión de la sabiduría y la espiritualidad más profunda de nuestra civilización.

“Como Quetzalcóatl enseña que la grandeza humana reside en la conciencia de un orden superior, su efigie no puede ser otra que el símbolo de esa verdad y las plumas de la serpiente que lo representan deben hablarnos del espíritu que permite al hombre -al hombre cuyo cuerpo, como el del reptil, se arrastra por el polvo- conocer la alegría sobrehumana de la creación, constituyendo así un canto a la soberana libertad interior. Esta hipótesis se ve confirmada, además, por el simbolismo náhuatl, en el cual la serpiente figura a la materia -su asociación con las divinidades terrestres es constante- y el pájaro, al cielo. El Quetzalcóatl es entonces signo que contiene la revelación del origen celeste del ser humano... Así, lejos de implicar groseras creencias politeístas, el término Teotihuacán evoca el concepto de la
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  1. Laurette Séjourné (1911–25 de mayo de 2003) fue una arqueóloga y etnóloga. Nacida en Italia, de una familia francesa, más tarde en su vida se naturalizó ciudadana mexicana. Durante los años 50 trabajó para el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), excavando en Teotihuacán. Publicó varios libros de cosmología y religión náhuatl, incluyendo Agua hirviente: Pensamiento y Religión en el México Antiguo. Su trabajo principal fue sobre la figura de Quetzalcóatl. Además, sostuvo que Teotihuacán era la legendaria Tollan. El trabajo de Séjourné todavía es muy valorado por los especialistas, pero a algunas les preocupó que parte de su trabajo fuera adoptado por grupos esotéricos, que buscaban enseñanzas ocultas de las religiones prehispánicas. Eso es algo que la antropóloga nunca apoyó. Sus últimos años los dedicó a llevar educación a los pueblos indígenas del sur de México.

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