Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/219

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sesenta y seis personas. ¡Cosa notable! ninguno de los tripulantes de la Santa María era de Palos, sino de Sevilla en su mayor parte, ó del resto de la provincia de Huelva. Pero en desquite en la Pinta oficiales y marineros eran todos de Palos, parientes ó vecinos de los Pinzones, y hasta el admirador de Colon, el médico Garcia Hernández, se embarcó bajo las órdenes de su antiguo amigo el señor Martin Alonso.

El mayor de los Pinzones mandaba la velera Pinta, y tenia por segundos á su hermano Francisco Martin Pinzón, á su primo Juan de Ungria, y á Cristóbal Garcia Jimeno; como médico, á Garcia Hernández, de Palos, el amigo del guardián de la Rábida, y en calidad de maestre de víveres á otro Garcia Hernández, natural de Huelva, equivocado constantemente por los historiadores con el precedente; como auxiliares á un tal Garcia Vallejo, pariente suyo, á Garcia Alonso y á Garcia Diego y á los maestre y contramaestre Gómez Rascón y Cristóbal Quintero, propietarios del buque.

Acompañaba á este último su pariente Juan Quintero conocido por el ricacho y por último venian Diego Fernandez Colmenero, Diego Bermudez, Bartolomé Colin y otros deudos ó amigos de la casa de Pinzon. Esceptuando á Juan Rodríguez Bermejo, natural de Molinos, el resto de la tripulación era de Palos ó de Moguer, pueblos que con frecuencia se confunden por su vecindad. El total ascendia, inclusos los pilotos, á treinta hombres.

La coqueta y velera Niña, bajo las órdenes de Vicente Yañez, y con veinticuatro de dotación, llevaba el resto de los allegados y deudos de Pinzón.

No hay duda que Colon, al terminar la revista, dirijiera á las tripulaciones una arenga, y que, cediendo al impulso de su corazón, les hablara de aquel, en cuyas manos habian de entregar su alma. Cualquiera que fuese la resolución de su jente con la proximidad de la partida, se apoderó de ella el temor, y la inminencia del