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Lexos de considerarlo capaz de llenar su fin suplico á V. S. dispensar su brevedad y demas defectos, y vea en ello solamente el respeto que le profeso, y mi prontitud á sus órdenes.

Dios güe. á V. S. M. A.—Gregorio Paredes—Santiago de Chile, á 5 de Julio de 1813.

«La anatomía ocupa el primer lugar en el conocimiento físico del hombre, y es la base mas sólida en que estriba el arte de reparar sus quebrantos. El estudio de los órganos debe necesariamente preceder al de las funciones, como el del recto ejercicio de estas, al de las lesiones que pueden experimentar en que consisten las enfermedades. La anatomía con la fisiología, su compañera inseparable en las aplicaciones prácticas al arte de curar, después de recorrer todas las partes de la eco-

    Médico y Cosmógrafo Mayor del Perú—Lima 1815. (An. de la Univ. 1863.)

    Basado en las Obras de Hipócrates y de Celso, y en las modernas de Juan y Jacobo Lind, de Clerhom y de Mosseley, referentes á la climatología, entra á clasificar el clima de Chile.

    Dice que nuestro país pertenece á los caracteres ultratropicales, por la manifestación de sus estaciones. En el norte, como ejemplo en Coquimbo, las lluvias se reducen á dos ó tres garúas por año; en tanto que en el sur, en Concepción, llueve 15 y 20 días consecutivos. Santiago es el término medio, aunque en 1813 y 14, era ya más seco en razón de la gran corta de los árboles en sus alrededores. Cita el caso de que del «Conventillo»—á 15 cuadras de la plaza de armas—se sacó una viga colosal que sirvió para formar el arco toral de la iglesia de San Francisco.

    Practicó experiencias para saber la cantidad de evaporación, en las afueras de la ciudad— lugar de su residencia—y comprobó que en 24 horas correspondía á un octavo por pulgada cuadrada, cantidad igual á la observada por el Dr. Watron en los prados de Inglaterra después de un mes de sequedad, (Gregory—The economy of nature—T. I—paj. 141) y doble de la calculada por el Dr. Halley en las aguas del océano Atlántico (Richard—Hist. Nat. de l'air—t. X—paj. 86), con la diferencia todavía que aquellas observaciones fueron tomadas al descubierto y las de Paredes á la sombra. Explica esta sequedad, apesar de encontrarse agua á poca profundidad por los vientos australes que no se cargan de humedad, y que son los constantes del territorio. El suelo de Chile no es el seco, dice, es su ambiente. Niega la aseveración de algunos autores que hablan del frio del país, está de acuerdo con Molina que divide en tres zonas lonjitudinales—de cordilleras, de valles y de costa—asegurando que en las dos últimas, es rara la temperatura abajo de cero, y que nunca vió congelados los arroyos.

    La altura de Santiago según observaciones de 1790, es de 541 varas castellanas.

    Los hombres, dice, son robustos, huesosos, fornidos y de carnes consistentes.

    Entre las enfermedades comunes cita el chavalongo, que describe; la viruela; la angina maligna que devastó durante seis meses de epidemia, con igual fuerza que la misma plaga del año 1784; el reumatismo, que llama enfermedad príncipe, por lo común y de variadas manifestaciones; los empachos, lepidias y cólicos, por falta de réjimen alimenticio; el virus venereo, propagado pocos años antes de la llegada del autor, que se teme mucho pero que no se toman medidas para evitarlo; el coto, endémico