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«A que se allega que la dicha cordillera tiene tanta copia de minerales de alumbre o de polcura, de cardenillo o cobre, de piedra de lipes, de alcaparrosa, de piedra armenia, y estibio, y que puede reselarse de que por los muchos temporales y terremotos que en dicha cordillera sucecden puede descubrirse algun mineral de arsénico setrino, rojo o christalino; pues es notorio en esta ciudad el que, por dicho rio, que desciende de las vertientes de dicha cordillera, y sus acequias se ve venir el agua el mas tiempo del año de varios colores y diversas naturalezas de sienos que causa admiracion y espanto de verlas, pues para su uso hacen los vecinos estrañas dilijencias para aclararlas, y nunca se consigue el que queden limpias: y que siendo el contacto que las aguas tienen con dichas mineras es preciso pierdan dichas aguas su cualidad nativa buena, dado que la tuviera: adquirido otra, diversa y estraña, y esto es muy perjudicial, se ve que los peces que en dicho rio se crian en desendiendo dichas aguas como dicho es, se llenan sus márjenes y riveras de ellos muertos.—Siendo así que para que las aguas sean saludables o no se ha de mirar de adonde sale, y por las tierras y lugares por donde va pasando porque las aguas se vuelven tales cuales son los suelos por donde pasan o lo que a ellas se les mezcla pues Ipócrates en el libro de aire, agua y rejion, y en el libro de dar de comer en las enfermedades aguadas, donde dice que el agua para ser buena ha de ser que no tenga olor, color ni sabor, ha de ser fria y húmeda que no dé pesadumbre en el estómago y que sea aquella que mas presto cuece los manjares la que mas presto se enfria y se calienta, la que despues de cocida se conserva mas dias; Theofrastro, libro 8 capítulo 5, dice: las aguas que son buenas han de ser limpias, dulce y frias. Galeno, Avisena, Rasis, Yaliabas todos son de este parecer, y el doctor Balles, en el libro segundo de las epidemias, sentencia segunda, tratado once, quiere lo propio y que sea libiana, Dioscorides, libro 5 cap. 11 donde dice que la mejor y mas exelente de todas aguas son aquellas que fueren dulces, puras y desnudas de cualquiera otra cualidad que no detengan punto en la rejion del vientre y que desciendan sin dar pesadumbre, sin hinchar las partes por donde pasa ni corromperse en ellas. El suplicante dice que como las dichas aguas no participan de aquellas buenas condiciones que deben tener por lo que lleva representado y ser evidente los perjuicios y daños que representa A. V. Exa., para que con su gran celo dé las providencias necesarias para el mayor alivio al bien comun de los vasallos de la Real corona de esta ciudad haciendo traer el agua mejor y mas conveniente de los puquios o manantiales que hay mas inmediatos a la