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§ VI.

A fines del siglo XVIII, ejercieron la medicina, los profesionales siguientes: Bonifacio Villareal, que se distinguió en la epidemia de viruelas de Rancagua en 1795, á donde fué á curar por orden de O'Higgins; [1] José Puga ó Puyó; Alonso de Herrera; el cirujano de ejército Juan Rodriguez; los padres franciscanos Daniel Botello, y Machuca, y los hospitalarios Silva, Sanchez y Zorrilla que ejercieron la medicina durante muchos años y dirijieron los servicios hospitalarios en diversas localidades; el médico-boticario del ejército realista Matias Ramos; el licenciado Manuel Esponda; Fulgencio Rodenas, que se recibió de farmacéutico, é hizo con brillo sus estudios médicos, aunque no se graduó por no permitírselo las necesidades de la vida. [2]

El cirujano Juan José Gomez del Castillo, en la era repúblicana prestó grandes servicios en los lazaretos y en la propagación de la vacuna;[3] el doctor José Antonio Sierra, distinguido alumno del profesor Ríos que gozó de reputación, como el doctor Bartolomé Diaz Coronilla, que ejerció la profesión por más de cuarenta años, hasta la época de la independencia, y de quien hemos hallado la firma, en la mayoría de los documentos médicos de fines del siglo XVIII y principios del XIX. El doctor Diaz fué médico encargado de las autopsias de los cadáveres llevados al portal de la cárcel, (primitiva Morgue) con el sueldo de 200 pesos anuales, según auto de la Real Audiencia de 15 de Junio de 1807.—[4] En

  1. Archivo de Gobierno—Vol 814.
  2. En id id—vol. 967—aparece el título de boticario, otorgado á Rodenas, después de un exámen dado ante el visitador de boticas y proto-boticario Juan Francisco García, el 2 de Mayo de 1783. Después regresó á Santiago, rindiendo en la R. U. de San Felipe tres años del curso médico, cortando su carrera por tener que regresar á Concepción á buscarse recursos de vida. El Gobernador de acuerdo con el protomédico, y en vista de los buenos estudios y exámenes de Rodenas, le dió licencia para que practicase la medicina en el sur, en los casos necesarios. En una comisión que le dió el gobierno, para combatir los estragos de la viruela en los Andes, mereció la felicitación y el agradecimiento de las autoridades y de los vecinos.
  3. Arch. del Ministerio del Interior—Vol. 760—En este tomo hay una real cédula de Cárlos IV, en la que se niega el nombramiento de Consultor de cirugía de ejército solicitado por Gómez del Castillo.
  4. Libro Manual y Mayor de Valanza y Tajamares, para la cuenta del año 1810.