En los siglos XVI y XVII, los estudios científicos del territorio fueron escasos, casi nulos, como se comprende, dado el caos de encontradas noticias y de acontecimientos que sobre el nuevo mundo circulaban en Europa y porque los conquistadores tenían que trabajar más con la espada que con el trabajo y el estudio. En algunas escuadrillas de descubridores, como de aventureros y corsarios, se embarcaron, no obstante, algunos médicos y naturalistas que aprovecharon las cortas estadías de refresco y descanso de sus buques, para estudiar alguna que otra planta y observar algunos de los fenómenos propios de este suelo, como el Dr. Winter de la expedición Drake, y el Dr. Janszón, de la de Simón Cordes, y otros, además de algunos religiosos, cuyas observaciones hemos consignado en las páginas anteriores. [1]
El siglo XVIII fué más fecundo en estos provechosos estudios.
La primera excursión científica, de interés para nuestro te-
- ↑ El Doctor Juan Fragozo, médico y cirujano de Felipe II, aprovechó de las primeras investigaciones americanas para escribir su «Discurso de las cosas aromáticas, árboles y otras medicinas simples que se traen de las Indias.»
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