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al instante cayó el encantador al suelo como muerto, dando saltos el cuerpo para arriba, como si fuese una pelota, y el tamboril á su lado de la mesma suerte á imitación del dueño, que me causó gran horror y encogimiento obligándome á encomendar á Dios, que hasta entonces había estado con notable cuidado á todas sus acciones, y luego ví aquel espectáculo, tendido en aquel suelo, y el tamboril saltando solo juntamente con el dueño, se me angustió el alma y se me erizaron los cabellos, y tuve por muy cierto que el demonio se había apoderado de aquel cuerpo. Callaron los cantores y cesaron los tamboriles y sosegóse el endemoniado, pero de manera que el rostro parecía el mismo Lucifer, con los ojos blancos y vueltos al colodrillo con una figura horrenda y espantosa. Estando de esta suerte le preguntaron si sanaría el enfermo; á que respondió que sí aunque sería tarde, porque la enfermedad era grave y el bocado se había apoderado de aquel cuerpo de manera que faltaba muy poco para que la ponzoña llegase al corazón y le quitase la vida. Volvieron á preguntarle en que ocasión se la dieron, quién y cómo, y dijo que en una borrachera, un enemigo suyo con quien había tenido algunas diferencias; y no quiso nombrar la persona aunque se lo preguntaron, y esto con una voz tan delicada que parecía salir de alguna flauta. Con esto volvieron á cantar las mujeres sus tonadas tristes, y dentro de un buen rato fué volviendo en sí el hechicero, y se levantó cogiendo el tamboril de su lado, y lo volvió á colgar donde estaba antes, y fué á la mesa donde estaba la quita de tabaco encendida, y cogió humo en la boca, y encensó ó ahumó las ramas (por mejor decir), y el palo adonde el corazón del carnero había estado clavado, que no supimos qué se hizo, porque no le vimos pasar ni pareció más, que infaliblemente lo debió esconder el curandero, ó llevarlo el demonio como ellos dan á entender que se lo come; después de esto se acostó entre las ramas del canelo á dormir y descansar... ....»

Por su parte Carvallo Goyeneche, cuenta otro machitún de este modo:

«Para que uno de estos haga la curación colocan la cama del enfermo en un ángulo de la casa, en otro un carnero negro atado de pies y manos, y en medio de una mesa con muchos candiles luciendo.

En el patio ponen un ramo de boygne y cuelgan en él un tamboril; losde la parcialidad se reunen y con ramas de boygne en las manos, forman una procesión circular al rededor del patio, cantando las mujeres canciones lúgubres al son de tamboriles. Dadas algunas vueltas, entran las mujeres á la casa