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El ayuntamiento á su vez, envió los antecedentes del caso, y la siguiente nota al Presidente del Reyno:

 «Exmo. Señor:

El Cabildo de la Ciudad de la Serena dirige amanos de V.a Ex.a adjunto exped.te promovido por este vecindario por el que impetra de la nottoria clemencia de V.a Ex.a la extavilidad en esta Ciudad al Físico Ingles D. Jorge Eduardo.

Este individuo no hay duda que en el tp.o que aquí ha recidido, ha acreditado su suficiencia en ambas Facultades, de Medicina y Sirujía; por lo qual, y por la necesidad que se tiene de un sujeto de estos conocimientos, se ha hecho acreedor ala genl. aclamacion del Pueblo, sobre lo que rep.a con su alta compreencion resolverá lo que estime mas acertado y conveniente.

Ntro. Señor Güe. la importe. vida de V. Exa. ms. as.—Serena y Junio 8 de 1805.—Juan Ant.o Guerrero.—Patricio Zeballos—Felis Barleta.

El gobierno de la capital resolvió en estos términos:

Santiago, 4 de Julio de 1805.

Visto, con atención á los antecedentes, contéstese negando esta pretensión con las advertencias oportunas, y agregándose copia de la ord.n q.e se dirija, archívese.—Muñoz.

Con igual fecha se pasó otra nota al Cabildo serenense, firmada por el Presidente don Luis Muñoz de Guzmán y certificada por don Judas Tadeo De Reyes, en la cual se expone que en vista del estado de guerra con su misma Nación,—Inglaterra—y de otras consideraciones relativas á las leyes españolas, no se accede á la solicitud del Cabildo y vecinos de la Serena.

No hemos encontrado documentos para saber si se cumplió ó nó esta orden superior, ó si se ausentó del país el físico Eduardo.

Los primeros datos, que á su respecto hemos hallado después, datan de la Serena, de fecha 12 de Noviembre de 1808, en que aparece el Dr. Hipólito de Villegas acusando, ante el Presidente Carrasco, al físico inglés Jorge Ewards de los Valles, por creérsele cómplice de un contrabando en Totoralillo.

Terminado el temor á los corsarios ingleses, y acentuada la paz después de la guerra de la independencia, el Dr. Edwards se estableció tranquila y definitivamente en la Serena, dedicándose con ahinco á los trabajos mineros, en los cuales fue afortunado, y al ejercicio caritativo de su profesión.

Los últimos datos que conocemos sobre este facultativo, los hemos leido en la Crónica de la Serena, en la cual aparece el nombramiento del Dr. Edwards con el injeniero don Anselmo