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haber otro que sirva de depósito de los varios útiles que se necesitan. y además una habitación destinada al portero ó custodio del anfiteatro, que debe ser uno de los estudiantes.

Los utensilios del anfiteatro pertenecen unos á las disecciones y los otros miran directamente más á la enseñanza. Son los primeros, una ó dos cajas de instrumentos propios de las preparaciones anatómicas: escalpelos, tijeras, tenáculos, sierras, lavadores, etc.; unas sábanas para el aseo y decencia de los cadáveres; unas cubetas y esponjas para la limpieza de la mesa, instrumentos, etc., y finalmente unos hornillos y vasijas para fumigaciones siempre que se tema infección. Estas se hacen, ó por el desprendimiento del gas nitroso, empleando el nitro y el ácido sulfúrico, ó el gas muriático, echando mano del mismo ácido y de la sal común; en los casos ordinarios bastan las de vinagre. Tocan á los segundos algunos tratados majistrales, y monografías ó descripciones particulares y circunstancias de ciertos órganos, que se tienen para consultarse en casos. Los más fáciles de proporcionarse de aquellos son la anatomía de Winslow, en francés ó latín, y la célebre obra en castellano por Bonnelk y Lacaba, que recopilan con el mejor orden cuanto hay de bueno en la materia. Algunas colecciones de estampas anatómicas, como las de Eustaquio, Couper y Berretini, etc.; las primeras son las más celebradas por su exactitud, figuras y preparaciones sólidas de cera y preparaciones nervioráles, ó formadas de las mismas partes del cuerpo humano, por la dilijencia de los profesores. Colecciones de huesos sueltos, esqueletos musculares disecados, etc., que son de mucho socorro. Unos armarios ó estantes enrejados en que se guarde lo más precioso de estos muebles, y unas mesas corridas de corto relieve, recostadas á la pared como aparadores para los demás.

Los empleados del anfiteatro no pueden ser menos que dos, el catedrático y el disector. Aquel, teniendo á su cargo la enseñanza de la anatomía, ó fisiología ó física del cuerpo humano, el dirigir y presidir las conferencias públicas y actuaciones literarias de los alumnos, debe considerarse bastante ocupado para quedar excento de la molesta preparación de los cadáveres, y en los intervalos en que esta cesa, puede proporcionarse en el segundo un maestro de cirugía y arte obstetricia. Siendo el invierno el tiempo más adecuado para las disecciones se repartirán los cursos de manera que la anatomía se enseñe en él, y la fisiología en verano. Una disección semanal en el espacio de seis meses practicada por el disector, sin perjuicio de las que por su parte quieran hacer los jóvenes, es bastante. A cargo de los profesores estará el proponer las mejoras convenientes en la elección de tratados, por los cuales se gobierne la ju-