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cinco dias; las enfermedades del corazón, la hipertrofia, y las dejeneraciones osificantes de las válvulas, aún en jovenes; los aneurismas, el asma y la anjina del pecho; la escarlatina, que apareció, epidémicamente, por primera vez en 1827 haciendo numerosas víctimas en jovenes y niños, por sus complicaciones posteriores; la pústula maligna, que apareció en la provincia de Santiago en 1834, importada de la República Argentina; el bocio común, á más de quince leguas de la costa, más propio de las mujeres que de los hombres; la meninjitis, en los niños; el extrabismo, en tal proporción que asombraría á los oculistas del mundo. (La primera operación de esta molestia fué efectuada en 1845, según el procedimiento de Dieffembach); las conjuntivitis, por diátesis sifilítica más que escrofulosa; el crup y angina membranosa que apareció en 1816, traídas de la vecina república, desarrollándose en una gran epidemia que terminó en otra de escarlatina, propiciadas, según Lafargue, por haber sido la época de los primeros desmontes y primeras irrigaciones operadas al sud de la ciudad; la viruela y la sífilis que azotan los campos y ciudades, y el deliriums tremens.

Las tendencias patológicas más comunes de hemorragias, neuropatías viserales y gangrenas que atacan de preferencia las soluciones de continuidad, las llagas sifilíticas, bubones supurados, pústulas variólicas y en las heridas de amputación; los cólicos ó lepidia de calambres; el tifus, llamado chavalongo; la calvicie y la senilidad prematura de los europeos, y la disenteria, terrible flajelo encarnado en el pueblo, estudiado con interés por dicho profesor. A este respecto se estiende más latamente detallando interesantes datos:

En 100 autopsias encontró que la mayoría de las lesiones intestinales se limitaban al recto, sobrepasando, á menudo, basta la válvula ileo-cecal, encontrando sólo en tres cadáveres que la flegmasía invadía el íleon, el duodeno y el estómago, presentándose las mucosas engrosadas, reblandecidas y de rubicundez color heces de vino. En casos graves, en tiempo de epidemia, halló ulceraciones gricientas de bordes vueltos que comprendían las tres túnicas, perforando, muchas veces, todo el intestino, principalmente en el grueso, presentado adherencias inflamatorias con el peritoneo, gangrenas, y grandes trozos de exfoliación.

El opio á grandes dosis, era la base de su medicación.

Llama la atención la exajerada proporción de las enfermedades del hígado, y dice que la hepatitis es tan esparcida en Chile, como la tuberculosis en Francia.

«Los abcesos idiopáticos del hígado forman vastos focos de pus difluente, á veces espeso y saneoso; su principio obscuro,