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El fin y el objetivo de todas sus aspiracioncs era ser buenos y diestros guerreros.

En los tiempos de luchas cambiaban radicalmente de costumbres; sus borracheras disminuían, se cortaban el cabello, se sangraban, comían alimentos livianos y las hierbas predilectas de los pájaros más veloces, disminuían su ropa, se friccionaban con pieles de guanaco, y agregaban plumas a sus vestiduras, y algunos hasta colas de zorro, creyendo que así aumentaría su agilidad, lo que hizo escribir a algunos cronistas coloniales que aquí existían indios con rabo, como los cuadrúpedos.

Los aucaes iban casi desnudos a la guerra, ó del todo, tanto por las condiciones del clima del norte de nuestro territorio, como por la práctica que aprendieron de algunas tribus peruanas que iban á los combates completamente desnudas, sin más bagaje que una cuerda cruzada á la espalda para sujetar una bolsa de maíz, el arco y las flechas, y otro cordón á la cintura al cual se ataban las partes sexuales, para conservar toda la amplitud de sus movimientos.

El baño lo usaban antes de salir el sol. Acostumbraban invocar al dios Meulén, señor de los torbellinos, antes de entrar al río, y le hacían regalos de diversos objetos, los cuales los arrojaban sobre la superficie del agua, siendo motivo de alegrías y suerte si sobrenadaba el regalo, y presagio de desgracias si se iba á fondo.

La corteza de quillay la utilizaban para lavarse la cabeza, y se aseaban el cuerpo usando, á modo de jabón, una greda especial que llamaban vag. [1]

Desde pequeños, todos los indios tenían que habituarse á sufrir las inclemencias del tiempo, el calor, el frío, las lluvias y heladas.

Se concibe que con estos sistemas, serían muchos los que morían sin poder resistir á tan duras pruebas, pero los sobrevivientes tenían que ser hombres rudos y esforzados.

Las mujeres, á su vez, no estaban excentas de estas rigorosas prácticas, especialmente durante su estado puerperal.

En estado una mujer con dolores de parto, dice Rosales,[2] la echan fuera de la ruca para que vaya á desembarazar al río, porque creen que todos los males de estas enfermas se pegan á los sanos y á todos los objetos que haya dentro del rancho.

Durante el embarazo, agrega este mismo autos, «todos los días se han de ir á bañar antes de salir el sol, y luego ponerse

  1. Arte y gramática de la lengua, etc. Luis de Valdivia. Ob. Cit.
  2. Historia de Chile, Rosales, Ob. cit.