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á la puerta de su casa para ver salir el sol, y arrojar una piedra para que la criatura salga tan aprisa como el rayo de el sol y cayga tan veloz como la piedra. Pero no se ha de parar en el humbral de la casa, que es de mal agüero, porque se le atravesaría la criatura. Y se van á sus casas, pero hállanlas solas, y por ocho días está sin que nadie la vea porque no se le pegue el mal de el parto, y quando mucho tiene otra idia que la acuda. A los ocho días se vuelve á bañar al río y quando viene á su casa no halla cosa alguna de el ajuar antiguo, porque todos dizen que está inficionado con el mal del parto, sino todo nuevo, y entonces la reciben los de su casa con toda la parentela con mucha chicha y comida, y se le haze la fiesta al nacimiento de la criatura poniéndole el nombre.»

En La Verdad en Campaña, Marínez de Bernabé, se ocupa de este punto y señala la gran robustez de las indias para el desembarazo, diciendo entre otras cosas lo siguiente: «próximas al parto las indias toman una estaca, un cuchillejo y un hilo de lana, buscan solas las inmediaciones de un arroyo, clavan la estaca, se afianzan de ella, lanzan la criatura, cortan la vid, y ya evacuadas, se lavan en el agua fría y bañan al recien nacido, volviéndose á su casa á sentarse al hogar, con gran satisfacción de su método de parir.» Este mismo autor hace notar la casi nula mortalidad de las indias por el parto, y la escasez de los abortos.

Hoy día han cambiado estas costumbres. La mujer enferma es acompañada por sus amigas y la elpútrave—la que recibe la criatura durante el alumbramiento. [1] La madre, en dicho instante, está de rodillas, agarrada á un lazo atado en un tronco ó viga de la ruca, en tanto que los hombres se retiran al lado afuera, recibiendo con grandes risas y algazarra los primeros vagidos de la criatura.

La cuna es un cajón de bordes bajos, ó simplemente una tabla con una estera ó tejido, sobre la cual fajan al niño con paños, colocándola después afirmada á un árbol, ó en el suelo. Para amamantarlo no lo sacan de estas cunas, que llaman cupulhues ó chiguas.

Los baños, en las aguas correntosas de los ríos, son también de uso constante para todos los niños de pecho.

Entre los pehuenches construyen un toldo aparte para las índias en cinta, ó si no tienen medios para hacerlo, dividen su toldo con ponchos, reservando un compartimento exclusivo para la enferma.

  1. Calepino chileno-hispano, Ob. cit.—La lengua araucana tiene la voz corniclovque que significa partera de oficio.