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nan un lugar aventajado al lado de los baños de situación análoga como Puyehue, Chihuihue, Tolhuaca y Trapatrapa. Es probablemente superior +a los baños de Cahuelmo, Petrohue, Sotomó y otros situados en la costa, por no ofrecer el inconveniente de ser cubierto por la marea».


§ VI.


De la obra que don Luis de la Cruz, escribió sobre los indios Pehuenches [1], del capítulo intitulado De su Medicina, tomamos los datos que siguen:

Estos indios no tienen otros médicos que los machis. Usan estos al principio de las enfermedades, de algunas yerbas medicinales, suministradas en bebidas ó aplicadas en fletamientos, á fin de destruir con estos arbitrios el daño impuesto al enfermo, ponderando ser eficasísimos remedios.

A estas bebidas suelen agregarle piedra lipe, y hacen que los enfermos piten pólvora por las narices y se pongan parches de ella, amasados con jabón, en las sientes. Si con estas medicinas no descansan del dolor, hacen una operación que llaman catatun, de la siguiente manera:

Toman entre dos dedos la cutis de aquella parte que duele al enfermo, la levantan cuanto pueden y le pasan el cuchillo de uno á otro lado, de modo que quede la cutis roja por los dos costados, y por ambas partes le echan pólvora, y si no la hay dejan que desangre un poco, y luego atan las heridas. «Si el dolor es interior se hacen abrir por el vacío, le sacan un pedazo del hígado que se lo come el enfermo, después cocen la herida con hilados de lana teñidos con relbún; y muchos de los que sufren esta operación bárbara sanan.»

Si estas diligencias no son suficientes, entran al machitún, que es de dos maneras, mollbiuntum y marcupipiguelem.

  1. Tratado importante para el perfecto conocimiento de los indios Pehuenches (que habitan las faldas y cercanías de las cordilleras del sur, al oriente y poniente de los Andes) según el órden de su vida. Viaje á su costadel Alcalde Provincial del M. I. C. de la Concepción de Chile D. Luis de la Cruz, desde el fuerte de Vallenar, frontera de dicha Concepción, por tierras desconocidas y habitadas de indios bárbaros, hasta la ciudad de Buenos Aires, auxiliado por parte de Su Majestas, de un agrimensor, del práctico don Justo Molina, de dos asociados tenientes de milicias, don Angel y don Joaquin Prieto, de dos dragones, un intérprete y siete peones para el servicio y conducción de víveres en veintisiete cargas. Año de 1806.—M.S. de la Biblioteca Nacional.