Página:Informe preliminar sobre la espedición esploradora de los Ríos Reñihue, etc.djvu/14

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toda la espedicion al estremo este del lago, siendo necesario cargar tres veces los botes.

El lago está rodeado de cerros escarpados, cubiertos en parte de densa vejetacion i en parte se ven desnudos peñascos a causa de su pronunciada pendiente. Recorrimos primeramente una regular estendida ensenada, en cuyo fondo se divisaban perfectamente las piedras cubiertas de musgos. La parte media, en cuyo centro se encuentran algunas islas, tiene solo una estension de 2½ kilómetros de O a E, pero se destaca hacia el N i NE un largo brazo de 5 kilómetros. El rio, que desemboca en esta estremidad no es de importancia. Al estremo E de la parte media encontramos un rio mucho mas poderoso que fluye al lago por cinco brazos.

Emprendimos una macheteadura del bosque en la ribera sur del rio con el objeto de alcanzar el segundo lago, que, según datos proporcionados por el señor F. Navarro, debia encontrarse mas arriba. La antigua senda se habia perdido completamente entre quilantos. Desde lejos se oia el estruendo producido por los rápidos de este desaguadero, manifestando su considerable pendiente. Al fin llegamos al próximo lago, el Superior, en cuyas riberas establecimos un pequeño puerto, arrasando el bosque, para armar los botes i facilitar su embarque i desembarque. Al dia siguiente marchó la espedicion por la nueva comunicacion terrestre i principió inmediatamente la navegacion.

Este lago, el mas grande de los situados en Reñihué, toma todo el ancho del valle i no se puede, aunque se quiera, rodearlo por tierra, porque sus escarpadas pendientes peñascosas impiden el establecimiento de un camino. Después de hora i media de viaje hacia el este, pudimos anotar cuatro grandes ensenadas en las riberas norte i esto. Como nuestra intención era levantar el plano de todo el lago i para esto circunnavegarlo, entramos a la primera ensenada, la del norte; en la ribera del rio que por allí afluye encontramos dos ramadas, pero nada de vestijios de macheteaduras. Dimos vuelta i continuamos el reconocimiento de las otras ensenadas; pero un fuerte viento, contra el cual tuvimos que luchar con nuestras débiles barcas de tela pintada, dificultó sobremanera el avance, solo era posible al pié de los altos peñascos de la ribera que nos daban abrigo.

Para traspasar las cordilleras situadas al este del lago podíamos haber elejido cualquiera de las quebradas que dan a las ensenadas N, NE o SE, porque tenemos la convicción de que cada una pre-