Página:Ingravescentibus malis.pdf/2

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
Acta Apostolicae Sedis — Comentario Oficial
374

En efecto, cuando los errores, difundiéndose por doquier, se esforzaban en destrozar la túnica inconsútil de la Iglesia y perturbar el orbe católico, nuestros padres con ánimo confiado se dirigieron a aquélla que «sola ha destruido todas las herejías del mundo»[1], y la victoria alcanzada por ella trajo tiempos más serenos. Cuando el impío poder mahometano, confiando en poderosas flotas y en aguerridos ejércitos, amenazaba con la ruina y la esclavitud a los pueblos de Europa, entonces, por insinuación del Sumo Pontífice, se imploró fervorosamente la protección de la Madre Celestial, y los enemigos fueron derrotados y sus navíos sumergidos[a]. Como en las calamidades públicas, así también en sus necesidades privadas, los fieles de todas las épocas se dirigieron suplicantemente a María, para que ella, tan benigna, acudiese en su socorro, impetrando alivio y remedio para los dolores del cuerpo y del alma. Y nunca su poderosa ayuda fue esperada en vano por los que la imploraron con piadosa y confiada plegaria.

También en nuestros días amenazan a la sociedad religiosa y a la civil peligros, no menores que en el tiempo pasado. Así en verdad, porque debido a que muchos desprecian y repudian completamente lo que manda y prohíbe la suprema y eterna autoridad de Dios, se sigue que se ha debilitado la conciencia del deber cristiano, languidece en las almas la fe, cuando no se apaga del todo, y se conmueven y destruyen los mismos fundamentos de la sociedad humana. Así, por una parte se ve a ciudadanos trabados en atroz lucha entre sí, porque los unos están colmados de copiosas riquezas y los otros deben ganar el pan para sí y para los suyos con el duro trabajo cotidiano.

Más aún, en algunas regiones, como todos saben, el mal ha llegado a tal punto que se ha querido destruir hasta el derecho de la propiedad privada para poner en común todas las cosas. Por otra parte, no faltan hombres que, declarando honrar y exaltar sobre todo el poder del Estado, diciendo que es menester asegurar por todos los medios el orden civil y reformar la autoridad, pretenden con eso rechazar totalmente las execrables teorías de los comunistas; mas despreciando la luz de la sabiduría evangélica se esfuerzan en renovar los errores de los paganos y su tenor de vida[b].

  1. Del Breviario Romano
  1. El papa recuerda las oraciones a la Virgen que promovió San Pío X, pidiéndole la victoria de la Liga Santa en su lucha contra los turcos.
  2. Señala así el papa las consecuencias de los totalitarismos que surgen en esos años y que, intentando evitar las nefastas consecuencias del comunismo, caen en otros errores igualmente rechazables.