En efecto, cuando los errores, difundiéndose por doquier, se esforzaban en destrozar la túnica inconsútil de la Iglesia y perturbar el orbe católico, nuestros padres con ánimo confiado se dirigieron a aquélla que «sola ha destruido todas las herejías del mundo»[1], y la victoria alcanzada por ella trajo tiempos más serenos. Cuando el impío poder mahometano, confiando en poderosas flotas y en aguerridos ejércitos, amenazaba con la ruina y la esclavitud a los pueblos de Europa, entonces, por insinuación del Sumo Pontífice, se imploró fervorosamente la protección de la Madre Celestial, y los enemigos fueron derrotados y sus navíos sumergidos[a]. Como en las calamidades públicas, así también en sus necesidades privadas, los fieles de todas las épocas se dirigieron suplicantemente a María, para que ella, tan benigna, acudiese en su socorro, impetrando alivio y remedio para los dolores del cuerpo y del alma. Y nunca su poderosa ayuda fue esperada en vano por los que la imploraron con piadosa y confiada plegaria.
También en nuestros días amenazan a la sociedad religiosa y a la civil peligros, no menores que en el tiempo pasado. Así en verdad, porque debido a que muchos desprecian y repudian completamente lo que manda y prohíbe la suprema y eterna autoridad de Dios, se sigue que se ha debilitado la conciencia del deber cristiano, languidece en las almas la fe, cuando no se apaga del todo, y se conmueven y destruyen los mismos fundamentos de la sociedad humana. Así, por una parte se ve a ciudadanos trabados en atroz lucha entre sí, porque los unos están colmados de copiosas riquezas y los otros deben ganar el pan para sí y para los suyos con el duro trabajo cotidiano.
Más aún, en algunas regiones, como todos saben, el mal ha llegado a tal punto que se ha querido destruir hasta el derecho de la propiedad privada para poner en común todas las cosas. Por otra parte, no faltan hombres que, declarando honrar y exaltar sobre todo el poder del Estado, diciendo que es menester asegurar por todos los medios el orden civil y reformar la autoridad, pretenden con eso rechazar totalmente las execrables teorías de los comunistas; mas despreciando la luz de la sabiduría evangélica se esfuerzan en renovar los errores de los paganos y su tenor de vida[b].
- ↑ Del Breviario Romano
- ↑ El papa recuerda las oraciones a la Virgen que promovió San Pío X, pidiéndole la victoria de la Liga Santa en su lucha contra los turcos.
- ↑ Señala así el papa las consecuencias de los totalitarismos que surgen en esos años y que, intentando evitar las nefastas consecuencias del comunismo, caen en otros errores igualmente rechazables.