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386 PANARAMAS DE LA VIDA
cendal de. su negra cabellera el divino perfil de aquella que deslumbró mis ojos en el templo del Socorro.
El coronel se quedó solo, sentado al borde del camino, en tanto que nosotros, atravesando las lindas callecitas del pueblo penetrábamos, poco despues, en el antiguo caserio de Perdriel, á donde nos dirijíamos.
A la mañana siguiente visitamos el paredon de siniestra memoria.
A su pié una verde alfombra de vegetacion alzaba floridos sus exuberantes vástagos; en sus grietas anidaban las tórtolas; y en su negra cima una alondra enviaba al aire alegres cantos.
FIN DE CAMILA O'GORMAN