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418 PANORAMAS DE LA VIDA

encontró un cadáver, que soltara, arrojando sobre el maldiciones.

Saenzvaliente, entre tanto levantaba en sus brazos á Feliza moribunda; y ayudado de Cristian poníala en la cama donde la rodearon los suyos.

—Samuel!—murmuró la jóven con voz exánime —no te apartes de mi. Los momentos que me restan son breves! Deja que mirándote se cierren mis ojos. .... Dáme tu mano. Así, así quiero entrar en la eternidad! ...

Y buscaba aquella mano con la suya helada ya y casi yerta.

Pero Samuel no estaba allí; alejáralo esa preocupacion impía que aparta del moribundo á los seres de su amor.

Los médicos, que llegaron en ese momento; encontraron ú Feliza en la última estremidad, y declararon inútil la extraccion del proyectil que, atravesando la espalda, habia penetrado en su pecho.

Feliza abrió los ojos una vez todavía; y mirando en torno con angustia—Samuel—exclamó —¿donde estás? no te veo, por que te oculta á mis ojos esta nube negra que se estiende, ...

- se estiende y me envuelve en su sombra. . ...

Una ola de sangre le cortó la voz.