nuestras instituciones y costumbres las que compasión merecen, ya que contentamiento saben deparar; pero sí sois dignos de compasión vosotros que estáis oprimidos y supeditados por la vana preocupación de que sólo raudales de riquezas y raudales de conocimientos pudieran dar felicidad al hombre.—¡Oh incas desventurados! ¿No es vuestro Dios el oro? Al oro construís altares y exigís servil adoración al oro de vuestros súbditos, fomentando en ellos la codicia y todas las maléficas pasiones del alma que hijas de éstas son. Nuestros ideales empero, que en Pillán se aúnan, son las más bellas virtudes que satisfacción dan al cuerpo y al alma. Y estos ideales, que nuestro norte y nuestros ángeles tutelares son, son los que de nosotros hacen hombres idóneos para gozar de los bellos dones de la paz y para repelar en caso necesario á forasteros que su felicidad á buscar vienen en el perturbar el diáfano ciclo de nuestra bienaventuranza.—¡Ah joven! conténtate tu con ser uno de los salvajes de Arauco, para quienes es también honrar á Dios el ser virtuoso; quédate un salvaje araucano que no se vale de sus creencias como de una arma para conseguir planes falaces; queda un salvaje chileno que sabe defender contra codiciosas pretensiones la integridad de su patria, á la cual ama, su hogar que le da sustento, sus costumbres y habilidades que le dan vigor y contentamiento, y sus dioses, que las personificaciones son de la fuerza activa de la naturaleza y que todas juntas hacen á nuestro buen Dios, á Pillán; queda un salvaje chileno que no busca su propia salvación y dicha en la desdicha ajena. No obedezcas tú jamás á otras leyes que las que Arauco tiene. Podrá haber país que tenga leyes mejor delineadas que las nuestras; pero no está la primacía de un país en la suma perfección de sus leyes, sino que está esa preponderancia en la suma perfección del obedecimiento y acato á las leyes existentes. Para engrandecer á tu patria, obedece pues á las instituciones y prácticas que tenemos, y no te querelles de lo malo que en ella encontrar pudieres, mas regocíjate de lo bueno que ella te proporciona. Confía en Pillán, que todo lo bueno personifica y todo lo gobierna, y jamás ante extraña planta podrás humillarte.
Tulcomara. Escuchándote con avidez aquí me tienes. Mas por Arauco de Lauquén nos estamos olvidando.
Mareg. Llegaban ya sin obstáculo alguno hasta el Butanlebu las fuerzas del inca Huaina Cápac, el orgulloso hijo de Tupac Yupanqui, cuando se formaron dos distintas opiniones en-