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LA «ANTÍGONA»
EL CORO
¿Pero qué debemos augurar de esto?... Esa mujer se ha marchado de nuevo sin contestar palabra mala ni buena.
EL MENSAJERO
Yo mismo me he quedado también estupe facto; abrigo, sin embargo, la esperanza de que ella, enterada ya de las desgracias de su hijo, no habrá querido ofrecer á los thebanos el espectáculo de su dolor, y se habrá ido á palacio á comunicar el triste caso á sus siervas para hacer el duelo. La juzgo demasiado prudente para cometer ningún atentado.
EL CORO
No sé... pero lo mismo el dolor mudo que el que estalla en gritos violentos, me parecen de funesto augurio.
EL MENSAJERO
Bien pronto lo sabremos.—Entremos en Palacio y veamos si en su desesperación me