ella encontraremos magníficamente expresada la religiosa veneración con que era mirada en la antigüedad esta deidad hermosa, considerada como el símbolo de la energia fecunda é incesante, que produce la generación y la vida. «¡Oh alma Vénus! (exclama el poeta) tú haces fecunda esta Tierra, colocada bajo los astros errantes, el navigero Mar y los fértiles campos; tú das la vida á todos los seres y por ti abren sus ojos á la fúlgida luz del sol. Ante tí se ahuyentan los vientos, las nubes del cielo se disipan; la Tierra desplega bajo tus plantas ricos tapices de matizadas flores, la superficie del Océano te sonrie, y el límpido Cielo deTrama un torrente de clara luz. Apenas vuelven los hermosos días de la primavera, apenas el cautivo céfiro ha recobrado su hálito fecundo, y ya las aves que pueblan los aires anuncian tu presencia, agitados sus corazones por tus fuegos; los rebaños inflamados también triscan en las alegres praderas, y salvan, saltando, los rápidos arroyos: de tal manera, cautivados por tus encantos, seducidos por tu hermosura, todos los vivientes se afanan por seguirte á donde los lleva tu voluntad irresistible. En los mares, en las montañas, en las profundidades de los torrentes, en los espesos