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DE SÓFOCLES
CREONTE
¡Vil esclavo de una mujer, no me importunes más con tus garrulerías!
HEMÓN
Tú dices lo que se te antoja; y, después que hablas, no quieres á tu vez oir.
CREONTE
¿De veras?... Pues acuérdate, y lo juro por el Olimpo, que no me has de haber ultrajada impunemente.
¡Ola! Que se lleven al punto á esa mujer aborrecible, y que inmediatamente sucumba ante los ojos y en presencia de su amante.
HEMÓN
No; ante mis ojos, en mi presencia no morirá, ni tampoco tú me volverás á ver; te dejo ejercer tus furores en medio de los cobardes amigos que los sufren .—(Vasecon airada preci citación.)