cuando el génio de la Católica Isabel, al derrocar la última media luna que permanecia cubierta bajo el sol de España, creó tambien el servicio sanitario de los ejércitos, fundando en los reales de Santa Fé el primer hospital de sangre.
Y á fé que si desde la region celeste donde mora, ha podido su cabeza de reina estasiarse ante los nuevos triunfos que contra el poder musulman han alcanzado las armas españolas, cumpliendo su testamento, tambien su corazon de madre se habrá inundado en santo júbilo al contemplar cómo ha crecido y aumentado la benéfica institucion que ella fundára, y cuánta sangre y cuántos dolores economiza hoy.
Bastante bien restaurada por la necesidad, durante la última guerra de sucesion, solo ahora, en efecto, solo en esta campaña ha podido ejercer sus funciones contando con los medios suficientes para poder entrar en parangon, si no en lucha, con las instituciones análogas de otras naciones europeas. Ahora, pues, que empieza á reconocerse su importancia, es cuando conviene estudiar los auxilios que necesita, si ha de alcanzar la perfeccion apetecible; aprovechando para ello las lecciones que en esta campaña haya suministrado la esperiencia.
Pero este estudio, en cuyo vasto horizonte se comprenden las investigaciones científicas sobre las causas, origen, esencia, tratamiento y preservacion de la epidemia que ha afligido al ejército, sobre los perfeccionamientos y simplificacion de los métodos quirúr-
